[Camilo Toledo]

En un tiempo que ya se fue, el centro de todo estudio de grabación era la consola. No se podía tener un estudio sin una, y de preferencia que fuera grande. En 1991, Pro Tools marco una transición cuando se pudo ya mesclar utilizando un mouse “ratón”. Es posible y una realidad mesclar solamente con un mouse y aunque el sistema de grabación sea pequeño o súper grande y profesional, se puede mesclar una sesión pequeña o una con más de 64 canales con ese pequeño objeto que cabe en la palma de nuestra mano.

Sin embargo, si alguna vez alguien ha tenido la oportunidad de sentarse enfrente y trabajar en una consola análoga o digital profesional, sabrá y habrá sentido el gusto de mesclar música instintivamente. Sin monitores de computadora, un teclado y el ratón. El sonido de las bocinas entra por nuestros oídos directamente al cerebro y actúa sobre las regiones que responden a las ondas del sonido de una forma diferente, y canaliza nuestro sentido musical desde el cerebro, directamente a las manos y dedos, que empiezan a mover los faders de volumen y también nos hace mover los botones rotativos de control de ecualización o efecto, cuando escuchamos que algo se necesita para modificar lo que escuchamos.

Cuando se mescla con un mouse, uno tiene que imaginar el sonido que uno quiere lograr y hacer un cálculo numérico en el cerebro para que suceda. Además de tener que computar lo que la vista nos indica y coordinar el movimiento del antebrazo y mano que sostiene al ratón. Limitando el proceso cognitivo de concentración centralizándolo en el movimiento que se genera con el cursor del ratón. Relegando a un segundo plano la acción auditiva de nuestras neuronas de procesar audio por medio de nuestros oídos y no por los ojos o por lo que movemos con el mouse.

Hay algunas cosas que con el ratón jamás se podrán lograr. Y es balancear el sonido de dos faders de volumen, moviéndolos individualmente hasta lograr el balance requerido. Mover un botón rotativo de medios y a la misma vez el botón de bajos, para lograr una ecualización equilibrada. Como también controlar con la mano izquierda un botón rotativo de ecualización y con la derecha subir o bajar el fader de volumen. Con el mouse, solamente se puede hacer un solo movimiento a la vez y controlar así solamente un parámetro.

Al hablar de las diferencias y con solo unas cuantas razones arriba mencionadas se justifica el hecho de usar una consola o controlador en el estudio de grabación. Aunque muchas personas no utilizan este esencial elemento de un estudio, están seriamente desperdiciando el potencial que brinda tenerlo.